Alejandro "Papu" Gómez atraviesa el tramo final de su suspensión de 10 meses por doping, un período que lo alejó del fútbol profesional. En una entrevista reciente, el exintegrante de la Selección Argentina compartió detalles sobre el caso que lo marcó y reflexionó sobre su carrera, el golpe emocional y sus expectativas para el futuro.
Gómez recordó el episodio que desencadenó su sanción, ocurrido antes de la final del Mundial de Qatar 2022. Tras consumir un jarabe para la tos que pertenecía a su hijo y no declararlo en un control antidoping sorpresa, recibió la noticia de su resultado positivo dos días antes de la final mundialista. “Fue un baldazo de agua fría. En la final de un Mundial, que te llegue una noticia así es horrible.”, confesó. El Papu describió el impacto emocional del momento, enfrentando la noticia mientras celebraba el título mundial.
Durante su sanción, el jugador experimentó las restricciones propias del castigo, que lo apartaron de toda actividad deportiva formal. “No podía entrenarme con el equipo, ni siquiera entrar a la Ciudad Deportiva del Monza. Fue un año difícil, pero no quería odiar al fútbol. Por eso me alejé un tiempo y busqué otras actividades como el pádel”, explicó. Actualmente, Gómez se entrena con el Renato Calcio de la Serie C de Italia y busca mantenerse en forma mientras planifica su regreso.
El jugador expresó su frustración ante las demoras burocráticas que prolongaron su sanción: “Todo indicaba que sería de seis meses, pero se alargó a diez. La última apelación la presentamos en junio y todavía no hay respuesta. Está claro que a quienes deciden esto no les importa la persona detrás del deportista”. A pesar de las dificultades, Gómez mantiene intacto su objetivo: volver a jugar profesionalmente. “No quiero retirarme así, quiero hacerlo dentro de una cancha, aunque sea jugar tres partidos más”, afirmó.