El saldo de 4 victorias, 4 empates y 7 derrotas representan un balance altamente negativo.

Y el descenso acecha. La gente, cruel y dictatorial en tiempos de mandatos políticos débiles como es el actual en el Parque de la Independencia, dio su veredicto. No importa cuán leyenda haya sido su glorioso paso como jugador. La caída en el Coloso Marcelo Bielsa dejó a Llop en la cuerda floja.

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Ppor el contrario, del otro lado, Eduardo Domínguez, su colega que también estaba en una situación compleja, tomó aire. Contradicciones de un fútbol al límite y exasperante. Sin lucir, Colón se llevó los tres puntos y se reencontró con el triunfo después de cuatro caídas en fila.

El empate sin goles que había entregado en el primer tiempo representó un calco del presente de ambos equipos. Anodinos, sin una señal clara por dónde herir a su rival.

El local presionó de manera absoluta los primeros minutos y multiplicó su presencia ofensiva en campo rival. La intensidad se diluyó no mas allá de los cinco minutos. Una fotografía del equipo local, es decir una puesta en escena vacía. Colón se acomodó en el medio campo y puso el partido en un ritmo lento. Todo previsible y aburrido.

El gol de Ortiz

El complemento tuvo algo más de acción. Los dos rompieron el molde y pudieron al menos construir un partido con mas dinámica y algo más de intensidad. Acertó Domínguez con los cambios, porque los ingresos de Bernardi y Vera le dieron otra fisonomía. Pocrnjic le tapó dos situaciones claras a Guanca y a Conti, pero no pudo con la ley del ex; Guillermo Ortiz rompió el cero con un cabezazo al rincón, y también cortó la sequía del Sabalero, que arrastraba 462 minutos sin convertir.

Desde Gerardo Martino y su campaña histórica, tanto en los números como en el estilo, pasaron nueve entrenadores: Alfredo Berti, Ricardo Lunari, Gustavo Raggio, Tolo Gallego, Carlos Picerni, Lucas Bernardi, Juan Pablo Vojvoda, Diego Osella y Llop. Si el Chocho dice adiós, el que llegue tendrá que sacar en rendimiento lo mismo que su número en la lista. Si no, la caída será más estrepitosa. Tras la derrota, los hinchas abuchearon a su equipo. La resignación también atraviesa el ánimo de los rosarinos. El descenso, todavía lejano en los números, empieza a convertirse es una amenaza