En Marzo de 2014 se abrió la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales sede Rafaela. En diciembre pasado se conoció a una de las dos primeras egresadas (junto a Micaela Schuvik) de la carrera.
En esta oportunidad, Celeste Bonomo nos cuenta su experiencia. Tiene 22 años y proviene de Villa San José. Muy arraigada a sus afectos, prefirió no irse a las grandes ciudades y quedarse a estudiar en la zona. El hecho de estar a solo 20 km de su localidad, tener a sus abuelos en Rafaela y no meterse en la vorágine e inseguridad de otras ciudades como Rosario, Córdoba o Santa Fe fueron factores determinantes para su elección universitaria.
¿Cómo te enteraste de la llegada de Kinesiología a Rafaela?
Mi prima estaba interiorizada en el tema, había leído y escuchada que se abría la carrera y me comentó que ya se había inscripto. Yo todavía no tenía definido qué carrera seguir pero me gustaba mucho todo lo relacionado con salud, así que me decidí sobre el cierre de la inscripciones y me anoté. La verdad que al principio di un poco de vueltas porque no estaba definida pero mis padres me apuraron y arranqué.
¿Cómo fue el comienzo de la carrera?
Primero tengo que decir que no sabía bien de qué se trataba, no había ido nunca a un kinesiólogo. Pero tuve algunas charlas, me explicaron un poco, me gustó y entonces me decidí a comenzar. A medida que se fue dando el cursado, me fue gustando y atrapando más la carrera. A mitad del primer año, me di cuenta que quería ser kinesióloga. Y en cuanto al comienzo de la Licenciatura, fue un aprendizaje para todos; la carrera era nueva así que todo se fue dando en conjunto. Porque muchos docentes nunca habían dado clases, eran profesionales (médicos, kinesiólogos o bioquímicos), entonces se tenían que adaptar al funcionamiento de una universidad. Y los alumnos lo mismo, teníamos que adaptarnos a un ritmo totalmente diferente, al principio costó porque hay materias largas y complicadas que son la base de salud pero después la fui llevando bien.
A tal punto que la terminaste en 5 años….
En realidad es porque lo tomaba como un trabajo, mis papás hacían el esfuerzo para que yo estudie, me pagaban una cuota así que yo asumí el compromiso de hacerla y terminarla en los años que era. Por suerte me fue bien y pude terminarla en cinco años.
¿Qué fue lo que más te gustó de la carrera?
Y una de las cosas que más me atrajo es que desde primer año hay materias teórico prácticas. De hecho, una de mis primeras clases fue en una morgue, es un poco chocante pero sirve mucho. Todos los trabajos o la práctica que íbamos haciendo durante el cursado en el hospital es fundamental para ver de cerca cómo se trabaja, corregir errores e ir perdiendo los miedos. Y el plan de estudio también está bueno porque las materias se van concatenando una con otra y a partir de segundo año, vas entendiendo más fácil los diferentes temas que aprendíamos.
Por otro lado, el grupo de alumnos que formamos me gustó mucho, es clave para llevar adelante la carrera. Era muy lindo, compañero, de ayudarnos y colaborar con todo tipo de material para estudiar, ya sea apuntes, fotocopias, videos. Y terminan siendo amigos que después los llevas fuera del estudio, así que eso es imborrable.
¿Cómo llevaste el cursado? ¿Se hizo difícil?
Dentro de todo lo pude llevar bastante bien. Hubo jornadas que se hacían pesadas porque entrábamos a las a las 13 o 14 hs y salíamos recién a las 22. Pero eso eran dos veces a la semana. El cursado es muy intensivo pero se hace llevadero por la parte práctica. Cuando nos tocaba muchas horas de teoría, terminábamos más cansados. Pero en general, está bueno y lo disfrutamos. Y aparte, a mí me caía muy bien el hecho de cursar en el turno tarde o noche porque me siento mejor teniendo libre la mañana para estudiar. Por ahí, para los que trabajan se les hace más complicado.
¿Cómo te ves ahora como profesional?
Es todo muy reciente, tengo que terminar con todos los trámites, matricularme en el Colegio de Kinesiólogos en Santa Fe. Pero mi idea es hacer algo de Kinesiología en mi pueblo y después empezar a hacer trabajos con kinesiólogos de Rafaela. Lo bueno de UCES es que hay muchos docentes que están trabajando y algunos ya me hablaron para empezar a hacer algunos trabajitos así que seguramente en los próximos meses podré comenzar de a poco. Y luego, el objetivo es ponerme algo propio y largarme por mi cuenta. Yo me siento preparada pero también es bueno seguir aprendiendo ahora ya en el campo laboral, por eso me gustaría comenzar con otros kinesiólogos.