Opinión

Restituyeron la identidad del nieto de una de las fundadoras de Abuelas

Abuelas de Plaza de Mayo anunció ayer el hallazgo del nieto número 118: se trata del hijo de Jorge Ogando y Stella Maris Montesano, dos militantes del PRT-ERP secuestrados en 1976, y es nieto de Delia Giovanola, una de las 12 fundadoras del organismo.

Delia Giovanola es una de las primeras Abuelas, que emprendió la búsqueda de su hijo, su nuera y de su nieto desde un principio, mientras criaba a Virginia, hermana del nieto recuperado ayer. Pero la tragedia no se terminó con la dictadura ya que después de buscarlo sin respiro durante su vida entera, su hermana Virginia se suicidó en la ciudad de Mar del Plata, en 2011.

Según reveló ayer la titular de Abuelas, Estela de Carlotto, el 30 de marzo pasado el nieto de Delia, que se llama Martín, se presentó en el organismo humanitario y fue recibido por el equipo de Presentación Espontánea de la Institución. La presentación siguió los carriles habituales a través de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi, y como el joven vive en el exterior la extracción de ADN se hizo a través del consulado.

El nieto que recuperó su identidad se comunicó ayer mismo por teléfono con su abuela. "No lo imaginaba, no tuvimos una noticia así nunca. En el mismo día quería hablar conmigo y quedó en llamarme a la noche de nuevo", contó Delia en la conferencia de prensa. Ella le preguntó si estaba seguro que quería hablar de vuelta y él le respondió: "¿Por qué no? Si sos mi abuela".

"Estoy feliz, pensando que la mano de mi nieta está detrás de todo esto", dijo Delia ante el micrófono, en alusión a su otra nieta Virginia.

La abuela dijo: "Cumplí con mi hijo. Cuando se lo llevaron, hice la promesa de buscar a su hijo, y cuando se fue mi nieta le prometí buscar a su hermano. Hoy me siento realizada. No tengo más que palabra de agradecimiento y emoción, de verme rodeada. Se me vino la familia encima. Fue muy grato. No soy así siempre. Es emoción y llanto".

La anterior restitución de identidad se había dado el 31 de agosto pasado con la nieta 117, Claudia Domínguez Castro, hija de Walter Hernán Domínguez y Gladys Cristina Castro, secuestrados el 9 de diciembre en la ciudad mendocina de Godoy Cruz.

"Por nuestra perseverancia, nuestro amor, de no abandonar nunca, hoy la premiada no es solamente Delia, sino las Abuelas y la sociedad en su conjunto. Esto se consigue, no sólo con la voluntad de nuestro pueblo, sino con el apoyo del Estado, no con palabras sino con hechos, con la ayuda a concretar nuestros sueño de memoria, verdad y justicia", señaló Estela.

Además de Carlotto y Giovanola, estuvieron en la conferencia de prensa el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos, Mariana Herrera, y el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, además de los nietos recuperados Manuel Gonçalves, Victoria Montenegro, Horacio Pietragalla, Catalina de Santis Ovando, Guillermo Pérez Roisinblit y Victoria Ruiz Dameri, entre otros, y Tati Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Martín Ogando Montesano, el nieto 118, nació hace 38 años en el Pozo de Banfield, un centro clandestino regenteado por el general Ramón Camps, el 5 de diciembre de 1976, según el testimonio de sobrevivientes. En octubre de ese año, una patota de militares y policías había entrado a su casa y se llevó a Stella Maris Montesano, embarazada de ocho meses, y a Jorge Oscar Ogando, empleado bancario. Ambos militaban en el PRT-ERP. Después del parto Stella Maris fue trasladada al centro clandestino Pozo de Quilmes y los dos permanecen desaparecidos.

Victoria Ogando, la hija de tres años del matrimonio, fue rescatada por una vecina la noche del secuestro y quedó al cuidado de la abuela paterna, Delia Giovanola de Califano, que la crió. Delia fue una de las primeras Madres en marchar en la Plaza de Mayo y fue después una de las fundadoras de Abuelas.

Ayer, Giovanola recordó a su nieta Virginia Ogando y resaltó que "la mano" de la joven estaba "detrás de todo esto", en referencia en que ella era una incansable promotora de la búsqueda de su hermano. En agosto de 2011, después de buscarlo sin respiro durante toda su vida, Virginia se suicidó en la ciudad de Mar del Plata a los 38 años, la misma edad que ahora tiene su hermano, y en la carta de despedida que dejó dijo que esperaba reunirse con sus padres.

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