El Departamento Ejecutivo Municipal resolverá dejar caer el proceso licitatorio para las obras de remodelación de la Terminal de Ómnibus, debido a la incertidumbre económica y las diferencias planteadas en la cotización de los trabajos y los alcances del financiamiento propuesto por la Nación para la misma. La decisión fue consensuada entre el intendente Luis Castellano y su sucesor electo, Leonardo Viotti, y aunque todavía no fue hecha pública de manera formal, las fuentes consultadas indicaron que el escenario de dificultades económicas y las obligaciones que debería asumir el municipio con las condiciones establecidas para llevar adelante la obra tornan inviable la ejecución del proyecto. En esto parece claro que la última palabra la tuvo el intendente electo, toda vez que tocaría a la próxima gestión afrontar tales obligaciones. Y hoy por hoy todo indica que la prudencia a la hora de no embarcar al Estado local en compromisos que luego serían difíciles de afrontar primó por encima de cualquier otra consideración.
En mayo de este año la Municipalidad firmó un convenio con el Ministerio de Transportes de la Nación, a través del cual la cartera mencionada aportaba 111.286.666 pesos para la remodelación de la Terminal, según un proyecto que incluía la reparación integral de los techos, ampliación del área de encomiendas y paquetería; una reformulación de los estacionamientos y tránsito interno; mejoras en el aspecto edilicio y otros aspectos que permitirían recuperar la infraestructura de la estación de colectivos. A cambio, el municipio accedería a la posibilidad de usar mayor cantidad de instalaciones y el concesionario también se comprometía a realizar inversiones en materia de aseguramiento de la conectividad, entre otros aspectos.
Las dificultades de un escenario complejo
Sin embargo, a la licitación, que se abrió el 15 de agosto, sólo respondió una empresa, que cotizó los trabajos en 147 millones de pesos, muy por encima del presupuesto de 111,2 millones fijado por el convenio con Nación. Esto dejó a la Municipalidad frente a una disyuntiva: adjudicar la licitación y hacer frente a la diferencia de cotización, o dejar caer el proceso, perder el aporte del Ministerio de Transportes y dejar que la Terminal continúe en el estado de deterioro y abandono que presenta actualmente.
El tema fue uno de los primeros que se planteó en la mesa de transición que conformaron los intendentes saliente y entrante. Más aún, ya en el encuentro protocolar "mano a mano" que tuvieron los dos dirigentes quedó expuesta la necesidad de una decisión urgente. Finalmente, no pasaron dos semanas desde esa reunión que ya se sabe lo que pasará: la Municipalidad no adjudicará la licitación.
La decisión adoptada no obedece sólo a la diferencia que debería poner el municipio, superior a los 35 millones de pesos. Lo principal que primó es que ese valor no incluye las determinaciones por aumentos de costos, que son el pan nuestro de cada día en las negociaciones por obras públicas en tiempos inflacionarios. Consecuentemente, para el municipio adjudicar la obra sería como abrir la caja de Pandora: mientras los 111,2 millones que aportaría Nación no se modificarían ni en un centavo, la Municipalidad enfrentaría el riesgo de afrontar casi por sí misma una obra que podría duplicar su costo ya en los primeros meses de gestión de Viotti. El intendente electo no quiere saber nada de asumir tales riesgos en un escenario que -no es difícil adivinarlo- resulta desafiante en varios sentidos.