Por Julio Armando. Nadie puede discutir que “los chicos deben estar en la escuela”. Es el leitmotiv que viene repitiendo el Gobernador Omar Perotti, incluso desde antes que se convierta en el titular de la Casa Gris. Se trata de un axioma en el cual deben coincidir todos los espacios políticos, sin distinción de ideologías.
Es por eso que la actual Ministra de Educación, Adriana Cantero, anunció que a raíz de convenios firmados entre municipios, comunas y el Gobierno Provincial, se espera que este año se incorporen 8 mil estudiantes nuevos que por algún motivo habían dejado de asistir a las instituciones educativas. Se trata de quienes terminaron 7 grado y no empezaron 1º año, de quienes abandonaron el 1º año, más los que deben ingresar a sala de 4.
Antecedentes
El mismo eje rector, "los chicos en la escuela" -pero con otras palabras-, tuvieron los últimos dos gobiernos socialistas anteriores a Perotti. Aplicando planes como "El Vuelvo a Estudiar" en sus diferentes versiones, mediante el cual agentes territoriales iban a golpearle la puerta de sus casas a los propios adolescentes (ya que la mayor deserción se da en la Secundaria) que se habían alejado del sistema educativo, para ofrecerles una trayectoria adaptada que los contenga dentro del mismo sistema, del cual tiempo atrás habían sido expulsados por algún motivo. En esto de que "los chicos estén en la escuela", el nuevo gobierno no puede obviar este antecedente de quienes lo precedieron en el poder. En Rafaela, hubo una experiencia muy interesante que se terminó de institucionalizar, nada más y nada menos, que con la creación de una escuela: la Nº 613 “Alicia Cattáneo" que inició sus actividades en el 2015 en el edificio de la Escuela Villa Podio. Y que surgió a partir de, justamente, buscar a los alumnos expulsados del sistema, contenerlos, realizarles una trayectoria que se adapte a sus necesidades e intereses y emprender una ardua tarea de enseñar. Los logros han quedado demostrados a partir la primera graduación que se dio en el 2018, obteniendo en el transcurso de los últimos años logros importantes como el reconocimiento de sus trabajos en Feria de Ciencias o concursos de innovación locales. Seguramente quedará un largo camino aún por recorrer, pero al menos ése parece ser el sendero a seguir.
Tampoco como antecedente se puede ignorar el trabajo del gobierno municipal en cuanto al apoyo brindado a estudiantes para que se sostengan dentro de la escuela o finalicen sus estudios secundarios, mediante proyectos como el Programa Bicentenario de Inclusión educativa o Seguila. A través de los cuales se provee a los estudiantes más vulnerables de un acompañamiento para que sigan dentro del sistema educativo.
Es decir, Perotti no afronta un terreno virgen en materia educativa. Sino más bien, un campo que viene siendo explorado desde hace tiempo tanto a nivel provincial como local, con experiencias que no deberá soslayar sino nutrirse de las mismas para crear su propia experiencia superadora en el tiempo. Acá el "borrón y cuenta nueva" no sirve.
¿En qué escuela?
El axioma “los chicos en la escuela” no puede ser el fin en sí mismo ni el último planteo de un proyecto educativo. Solamente ocupar un lugar, por el simple hecho de no ocupar otro como puede ser la calle – y sus consecuencias- no alcanza para resolver los problemas de fondo. Por eso debemos preguntarnos cuál es la escuela que va a recibir – o que ya viene recibiendo- a esos chicos expulsados del sistema. Si es una escuela que está equipada, preparada, capacitada, abierta a recibirlos y a contenerlos, o si se trata del mismo sistema reciclado que ya una vez los expulsó; y que los va a ir a buscar para repetir un nuevo fracaso. Por lo que rápidamente a la tarea de buscar a los chicos, hay que anexarle la tarea – no sin planificación previa- de generar los espacios físicos para contenerlos. Los cuales no siempre son los adecuados en algunas instituciones a partir de la sobrepoblación en aulas por falta de cargos. Además hay que sumarle capacitación docente para contener las nuevas realidades, personal pedagógico idóneo que rodee al educador y que éste no se sienta Don Quijote luchando contra los molinos de viento en soledad y en absoluta desventaja. También hacen falta recursos materiales – entre los que se encuentran los tecnológicos- y su correspondiente adiestramiento. Se necesita un Estado presente en el territorio sin tanta burocracia para resolver los problemas diarios. Por eso, a modo reiterativo, hace falta preguntarse: una vez que los chicos estén en la escuela, ¿entonces qué? ¿Quién se hace cargo? ¿De qué manera? ¿Con qué estrategias? ¿Con qué recursos? … ¿Con qué presupuesto?
Los chicos en la escuela sí, pero en ¿qué tipo escuela? Los chicos en la escuela sí, pero no de cualquier manera. Los chicos en la escuela sí, pero no sin planificación. Los chicos en la escuela sí, acompañados, no depositados o abandonados allí adentro. Éste será uno de los desafíos de la nueva administración provincial en materia de educación.