La fauna silvestre nativa esta, intrínsecamente vinculada a nuestra biodiversidad, se halla protegida por la Constitución, leyes nacionales y provinciales, y tratados internacionales como CITES y el Convenio de Diversidad Biológica.
Sin embargo, a pesar de dichas protecciones, numerosas especies se encuentran en peligro crítico o vulnerables según la UICN. ¿Las razones? Destrucción de hábitats, deforestación, agricultura y ganadería intensivas, tráfico ilegal, contaminación, cambio climático y la introducción de especies invasoras.
De hecho, actividades humanas han ocasionado que ciertos animales, como el Puma Concolor, incursionen en zonas urbanas o agrícolas. Estos encuentros, a menudo desastrosos, resultan en heridas y desplazamientos forzados, como sucedió recientemente en Pilar, provincia de Santa Fe.
Ante tal panorama, es esencial actuar inmediatamente. Si encontramos un animal en peligro, es vital contactar a las autoridades competentes. Estas, equipadas para atender y trasladar a la fauna afectada, seguirán protocolos para garantizar su cuidado y rehabilitación. Los Centros de Rescate y Rehabilitación se presentan como pilares en este proceso, contando con especialistas capacitados para atender a los animales, reinsertándolos en su hábitat o, en casos más graves, garantizando su cuidado de por vida en instalaciones adecuadas.
Es relevante enfatizar que todos estos centros deben estar regulados y supervisados para asegurar el bienestar animal y combatir el tráfico ilegal. Solo una colaboración estrecha entre las entidades estatales puede garantizar una respuesta adecuada ante incidentes de tráfico, tenencia ilegal o accidentes. Recordemos, después de todo, que los animales son seres sintientes, merecedores de derechos fundamentales.
La protección de la fauna silvestre es un deber de todos. Buscar nuevas formas de coexistir con la naturaleza es esencial para alcanzar el ODS15. Todos somos responsables de cuidar, respetar y proteger nuestro entorno y su rica biodiversidad. Por ello, es alentador observar iniciativas como la de la Fundación Pumakawa con su proyecto “Cacu”, que propone soluciones para una convivencia armónica con el puma.
El compromiso es claro: unirnos como sociedad para salvaguardar a los animales y cumplir con nuestra responsabilidad de conservar la biodiversidad para las generaciones futuras.