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La tensión post-PASO y la lucha de los estudiantes frente a la devaluación

En el marco de un país convulsionado por la situación económica y política post-PASO, los estudiantes enfrentan uno de los periodos más complicados en relación a la devaluación, la suba del dólar y los constantes rumores y actos de saqueos que amenazan la paz social. Aunque en Santa Fe capital, el gobierno ha logrado mantener a raya los precios en los supermercados, buscando una subida progresiva y no tan abrupta, la realidad en otras áreas de consumo se hace notar.
Un estudiante, al que le hemos consultado sobre la situación, comenta: “Todavía no hice compras después de las PASO, pero en cuanto a materiales que necesito ya me están empezando a afectar los precios”. Y es que, si bien los alimentos no han registrado grandes aumentos, aquellos que cursan carreras como arquitectura sienten el embate en sus bolsillos. El alto costo de los materiales, como el cartón y las fotocopias, hace que muchos opten por restringir otros gastos, incluso en alimentación.
No obstante, en ciudades como Córdoba, algunos han encontrado una pequeña luz al final del túnel con la aparición de negocios que ofrecen combos en carne o ferias de verduras, una estrategia para mantener a flote la economía doméstica.
Pero más allá de la economía, el clima social es tenso. La amargura y el miedo se sienten en el aire. Muchos relatan cómo la semana posterior a las elecciones estuvo cargada de ansiedad y preocupación. Las conversaciones en las aulas y pasillos se centraban en la incertidumbre del futuro económico y político del país. “La obra social me empezó a cubrir menos cosas que antes y los médicos están cobrando honorarios que son una locura”, comenta un joven, ilustrando cómo este problema no solo afecta el bolsillo, sino también la salud mental y emocional.
A medida que el dólar sube, la taquicardia se apodera de algunos. El temor real a no poder afrontar gastos básicos, como el alquiler o la comida, genera angustia. Un estudiante comparte: “Tengo un amigo que trabaja y estudia, el nivel de estrés y depresión que tiene es increíble. Todo lo que gana lo destina a cosas básicas y eso que está en una familia donde todos aportan”.
La realidad es que muchos jóvenes trabajan y estudian, enfrentando jornadas agotadoras, y aún así luchan para llegar a fin de mes. Las historias de empleos informales, salarios bajos y la imposibilidad de disfrutar del fruto de su trabajo son moneda corriente.
La tensión post-PASO no solo es política, es una tensión social y económica que afecta directamente a la juventud argentina. En tiempos de incertidumbre, los estudiantes, siempre motor de cambio, buscan cómo reinventarse y resistir. Es esencial que las autoridades tomen medidas para aliviar la carga sobre los jóvenes, quienes representan el futuro del país.

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