En tiempos difíciles “ser madre” implica sumar responsabilidades y hacerle frente a las adversidades de la vida cotidiana. Silvia Beltrán da fe de esta ardua tarea en su último libro “Los más solos de la Tierra”. Acerca del Síndrome de Asperger. Editorial 400 Golpes. Premio Ensayo Municipalidad de Santa Fe 2020.
Mujer, profesional, escritora y por sobre todo “madre”, se arriesga en este ensayo literario a abordar desde la intimidad un tema tan complejo, y por lo tanto negado y desconocido por gran parte de la sociedad como lo es el síndrome de Asperger, incluído en el término general TEA “Trastorno de Espectro Autista”.
Eligió con intuición el ensayo literario para expresar una realidad con la que aprendió a convivir, género que le permitió proyectar en la escritura su estilo personal, la creatividad y la originalidad conque plantea el tema utilizando un narrador en 2da persona.
Su intención, además de realzar la estética del texto, es buscar un público lector que se inteerese por esta problemática que nos invade, como epidemia en la vida diaria, sin hallar respuestas exactas sobre su origen.
Silvia utiliza un lenguaje simple y sencillo evitando la terminología específica para manifestar esa tan deseada relación madre-hijo, que se obstaculiza por los signos evidentes del síndrome. Con valentía enfrenta un mundo que niega la presencia de niños y jóvenes y resuena en su cabeza una sola verdad: “No te aceptaban por ser diferente. No les interesabas… te juzgarán torpemente por ignorancia”.
La singularidad del relato pone en evidencia la necesidad de trasmitir su experiencia, narrar sus padecimientos deambulando entre profesionales de la salud hasta lograr un diagnóstico preciso, y a partir de allí golpear puertas de instituciones educativas para que acepten a su hijo y logre ingresar en la merecida escolaridad obligatoria para los considerados “normales”.
Nada fue simple, las puertas se cerraban una detrás de otra al escuchar su desesperado planteo. Era un niño “objeto” del que nadie quería hacerse cargo para formar parte de su mundo y desde allí integrarlo socialmente respetando sus tiempos, sus límites y sus actitudes extrañas dentro de la “normalidad” establecida.
Masticar odio frente al rechazo y tragar amargas lágrimas era el resultado del trajinar diario para regresar a casa y cumplir su rol de madre, esposa, profesional y sostener un clima familiar atendiendo a las necesidades de todos.
El ensayo le allanó el camino que otro género literario, quizás, no le hubiera permitido; allí desplegó la libertad de incorporar información específica sobre el tema, utilizar recursos de estilo donde brota su sensibilidad y mirada de mujer que escribe, la musicalidad alcanzada en ciertos párrafos donde la literatura ve la luz en la dura verdad para transformarla en reflexión.
La autora enfrenta la temática en tensión con el contexto en el cual se conciben y organizan las ideas, aunque la intención es derribar las barreras y que el “ser humano” sea el punto de partida y el destino a la vez de lo escrito. Para ello incorpora una invitación constante al lector a participar, a mirar a su alrededor, y a profundizar las reflexiones con “otros ojos” que se detengan en los que los rodean y un poco más allá de la familia y el círculo de amigos.
Cada página invita a una lectura pausada, honda y silenciosa con un lector activo que asimile la confesión intelectual de Beltrán como ensayista. Allí debemos tener claro que el ensayo permite por su estilo libre, estructura amplia y flexible, la libertad formal que conjuga forma y contenido manifestar una forma de pensar, un modo de presentar una mirada distinta o ignorada sobre un tema.
La autora expone una opinión argumentada del texto con la subjetividad como eje a través de juicios y valoraciones que van avanzando sobre la idea planteada hasta ahondar su postura personal.
El libro presenta una impecable edición donde predomina el blanco como símbolo de inocencia y el verde marca el contraste representando la esperanza, quizás esa esperanza de que una sociedad despierte para mirar y darle la mano a todos aquellos que no son “distintos”, no sufren una discapacidad, sólo nacieron con Asperger y necesitan sociabilizar, ser incluidos, sin embargo el rechazo: “Tiene que ver con el miedo, con el pequeño confort de lo acostumbrado, con la ignorancia, con el desgano, con el desinterés. Actitudes, todas, que uno no espera encontrar en el ámbito educativo”.
Gracias Silvia, madre y mujer con mayúsculas, por atreverte a escribir este libro que nos da una lección de fortaleza y espíritu combativo buscando un lugar en el mundo, su lugar, para tu hijo.
Susana Merke. Profesora en Letras UNL.