Este momento se contrapone con la Edad Media, donde había oscuridad por no tener los conocimientos pero se iban encendiendo las luces de manera permanente y sistemática, ya que se bregaba por aprender más y más al ir descubriendo nuevas verdades desconocidas hasta el momento.
Nacen ahí la Filosofía y Teología y de ahí todas las ramas del conocimiento, en especial la que nos interesa aquí, la Economía, que es una hija de la Matemática, aplicada al comportamiento social, las necesidades y los recursos.
Pero aunque neguemos o se intente oscurecer algunas verdades, las cosas caen hacia abajo, solo hay dos sexos, la vida se inicia en la concepción y los recursos económicos son escasos frente a necesidades múltiples. La falta de una correcta aplicación de los estudios económicos nos lleva directamente a inconvenientes sociales, desempleo y pobreza que conducen también a la marginalidad y la explotación, camino que toma nuestro país desde hace décadas.
En la presente semana, la aprobación del presupuesto del próximo período por parte de la Cámara de Diputados, muestra la pobreza de pensamiento imperante en la clase dirigente, ya el mismo se convirtió, de ser llamada Ley de Leyes, a un detalle de gastos que exceden la recaudación habitual, por lo que prevé en el mismo, la suba de muchos impuestos. Los principales que suben, son muy nocivos para el crecimiento del país, estamos hablando de la suba de retenciones a la exportación. Por el contrario, el presupuesto, debería ser un detalle de las inversiones y acciones que se realizarán en el país, de manera de volver a éste más productivo y competitivo con un mundo, que demanda los productos argentinos, y que actualmente debe conformarse con producciones cada vez más restringidas. El mundo necesita alimentos y energía, justo lo que podría abundar en nuestro país, pero lo que producimos no está alcanzando para abastecer nuestro mercado.
Al restringir las exportaciones con retenciones, vemos como el Banco Central, se encuentra ya con mínimas reservas y el panorama a corto plazo, con los cultivos de invierno afectados por sequía y heladas tardías, nos dejarán menos dólares que los que esperamos. Conjuntamente con esto, el gasto del Estado no disminuye y el déficit fiscal debe cubrirse de alguna manera, endeudamiento externo, deuda interna o emisión. Los mercados exteriores de crédito están cerrados para Argentina desde hace tiempo y permanecerán así al menos hasta que asuma un nuevo gobierno. La deuda interna del tesoro es un mecanismo del que se está abusando, así como el endeudamiento del Banco Central, el cual ya duplica la base monetaria y además devenga un interés similar a la tasa de inflación, lo que es equivalente a emitir o hacer crecer la deuda mes a mes, solo por el mero transcurso del tiempo. Esto se potencia al adentrarnos en el último trimestre del año, el cual es estacionalmente un período deficitario, ya que la administración pública debe asumir el pago de aguinaldos, refuerzos y bonos para contener a una población gravemente afectada por una inflación que se acerca a los tres dígitos.
El consumo que se espera en los últimos meses del año produce que la demanda de pesos se encuentre alta, los consumidores gastan y los proveedores acopian productos para no desabastecerse, esto hace que el dinero circule y no vaya al mercado del dólar paralelo, siendo éste es uno de los motivos por el cual estamos viendo que las distintas cotizaciones del dólar libre se encuentren por debajo del valor técnico, el cual vemos en $330. De todas maneras, esto solo es válido hasta final de año, en enero veremos que pesa más, si los gastos por turismo o el pánico por la pérdida de poder adquisitivo de la moneda.
Si ya salimos de la Edad Media, si ya tenemos los conocimientos necesarios para administrar correctamente un Estado y para llevar a su población a mejores condiciones de vida, es una tragedia que sigamos pensando que podemos torcer las leyes naturales, que podemos vivir de prestado y que las cosas caigan para arriba.
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