Esta última etapa de campaña estuvo signada por la gran cantidad de debates que se desarrollaron. Si bien cada uno tuvo sus características y su impronta, un punto de coincidencia en todos ellos fue que los candidatos no supieron o no pudieron aprovechar esta instancia para presentar sus propuestas.
Primero FM San Patricio, luego vino Next, luego la Escuela Joaquín Dopazzo, luego el Círculo de la Prensa y finalmente el debate realizado por Rafaela Noticias. En todos predominó un clima de respeto, pero por momentos, hubo ciertos cruces que, aunque aportaron color al debate, no fueron lo suficientemente sustanciosos como para demostrar los puntos de inflexión y diferencias en cada uno de los candidatos. De todas estas presentaciones, podemos inferir tres cuestiones:
1-La falta de propuestas
Es una evidencia que esta campaña no se destacó precisamente por las propuestas. De un lado y otro del espectro político, se destacan las coincidencias y no se muestran alternativas superadoras de los diferentes temas que preocupan a los vecinos. Sólo pueden notarse ciertas diferencias en los planteos del Frente de Izquierda, el MAP y Proyecto Santafesino; mientras que los candidatos de los 3 oficialismos (nacional, provincial y local) tienen coincidencias en casi todos los temas. Hablar de “más recursos para seguridad” o de “la necesidad de mejorar la transitabilidad en la ciudad”, son premisas que casi todos repiten, pero sin contarnos cual sería la mejor forma para que el Ejecutivo lo lleve adelante. La escasez de iniciativas habla a las claras de la falta de seriedad para proyectar y elaborar propuestas en las cuales al qué, le siga el cómo y con qué recursos. En definitiva, las propuestas denotan un título vacío, que puede resultar útil a la hora de hacer anuncios, pero no para resolver los problemas que más aquejan a los rafaelinos.
2-La despolitización de los partidos políticos
A simple vista, puede parecer un contrasentido, pero hoy en día pareciera que los partidos políticos, lejos de ser una plataforma de posicionamiento ideológico, son solo un medio para acceder a una banca. Los puntos de coincidencia de algunos de los candidatos en temas claves como la seguridad o la situación habitacional dan muestras de esta premisa: no importa de qué lado del pensamiento estén, lo importante es tener un marco (y fondos) que les permitan hacer campaña.
3-La desconfianza de los rafaelinos
Frente a esto, están los rafaelinos. Expectantes, esperando a que la campaña termine. Saben que una vez terminada, casi nada de lo que se dijo se hace real. Desconfían de una clase política que está más preocupada en la sobreactuación, que por solucionar los problemas reales de los vecinos. Una clase política que invierte demasiado dinero en la campaña, pero aduce la falta de fondos para invertir en obras y proyectos necesarios para la ciudad.
¿Qué es lo peor que puede pasarle a un político? Que la ciudadanía no confíe en él. Estas elecciones pueden ser aleccionadoras en este sentido. De tanta sobreactuación en la campaña política, muchos han perdido la confianza de los rafaelinos. Muchas personas desconfían de las visitas de candidatos a los barrios, desconfían de las promesas de campaña. En suma, desconfían de que la política pueda mejorarles la calidad de vida. Todo esto nos lleva a pensar que debe haber una verdadera transformación en los modos de hacer política. Uno de ellos, tiene que ver con la capacidad de contar con iniciativas serias para resolver problemas cotidianos. Iniciativas, no títulos rimbombantes. Demostrando un verdadero compromiso por ayudar a los rafaelinos que sí tienen necesidades y problemas concretos. Es imprescindible que, tras estas elecciones, se vuelva a la esencia de la política, entendida como una verdadera vocación de servicio. Abandonar las poses y volver a lo que importa: la calidad de vida de cada uno de los vecinos que el domingo, va a ir a depositar sus sueños, anhelos y-por qué no-sus frustraciones, a las urnas.