Economía

Importar o perder, esa es la cuestión

El pasado 17 de octubre, a través de la Resolución conjunta 5271/22 de la Secretaría de Comercio de la Nación y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), entró en vigencia el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), en reemplazo del anterior Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI). La regulación estableció nuevas condiciones para la aprobación de los permisos de importación, entre ellas “un análisis de capacidad económica financiera del importador y el perfil de riesgo aduanero y fiscal”. En paralelo, se creó la Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior [CCUCE], que permite al Estado “tener una suerte de tablero de control para realizar un monitoreo en tiempo real del flujo financiero y físico del comercio exterior”. Por otro lado, para la importación de servicios, se estableció el Sistema de Importaciones de la República Argentina de Servicios al Exterior (SIRASE), cuyos principales puntos coinciden con el SIRA.
Más adelante, tras diversas gestiones realizadas por la Unión Industrial Argentina (UIA) y sus entidades asociadas, se lograron algunos cambios; entre los que se destaca que -una vez por año- las empresas podrán realizar un pago anticipado de hasta USD 50.000, aunque siempre dentro del marco de la nueva normativa.
Sin embargo, aunque estas modificaciones representan una mejora respecto de la Resolución inicial, distan de solucionar la problemática de fondo, que es la imposibilidad de importar materias primas, insumos y bienes de capital en la medida y los tiempos necesarios para garantizar el normal funcionamiento del sector industrial, con el consecuente impacto en el mercado interno y en las exportaciones, tan necesarias en el actual contexto económico del país; y las dificultades que ya se reportan en cuanto a escasez de combustible, repuestos y otros productos que no tienen equivalentes de producción nacional, lo cual afecta la actividad comercial de forma directa, pero impacta negativamente en todo el arco productivo.
Incluso, y contrariamente a lo que aseguraban desde el Gobierno nacional, desde la implementación del SIRA y el SIRASE, se han reportado nuevas dificultades para concretar las operaciones, en parte por errores en el funcionamiento operativo del sistema y, en particular, de la CCUCE.
La importancia de las importaciones para la economía nacional
Las dificultades para importar preocupan especialmente a la industria, puesto que -tal como indicó la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA) en un informe de junio de 2022- solo cuando las importaciones crecen el sector puede también crecer, “mejorando su competitividad y oportunidades de exportación y propiciando condiciones de negociaciones internacionales que podrían expandir la apertura de nuevos mercados, la consolidación de los existentes y el equilibro de las tan necesitadas divisas”.
De todas maneras, precisa el reporte, “la importación también tiene un rol destacado en la conformación de los costos agropecuarios y en la actividad agroindustrial, principales generadores de dólares en nuestro país. Por último, la diversidad de los mercados mundiales nos permite acceder a un amplio abanico de consumo que complementa las necesidades de todos los argentinos”.
Puesto este escenario en el contexto internacional, las importaciones de nuestro país explican solo el 5,5% del total de las importaciones de Latinoamérica. En la misma línea, Argentina es uno de los países del mundo con menor porcentaje de importación respecto de su PBI (según el período, entra o sale del podio, junto a Brasil, con una ratio de entre 13% y 15%).
Además, si se analizan las importaciones como insumo de las exportaciones en los 65 países más grandes del mundo (que representan más del 85% de todo el comercio internacional), Argentina se encuentra anteúltimo en el ranking, lo que “pone en evidencia a la Argentina como un país con dificultades para participar en las cadenas internacionales de valor. La escasa generación de valor que obstaculiza una mejor oferta exportable podría darse, entre otras causas, por la baja incorporación de tecnología, la escasa inversión en estándares internacionales y debido a la poca incorporación de insumos calificados o de partes, accesorios o piezas que se originen en redes productivas internacionales de calidad. Es decir, limitar importaciones afecta la capacidad de exportar”.
Las entidades gremiales empresarias, en alerta
En un encuentro con el secretario de Comercio, Matías Tombolini, el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, le presentó un informe respecto de las dificultades para acceder a divisas para importaciones. “Le acercamos al secretario de Comercio una visión integral de problemáticas del comercio exterior y los casos más críticos que recabamos. Nuestro objetivo es encontrar soluciones para que la industria cuente con insumos, repuestos y maquinarias. Y de esta manera no se corten los procesos productivos: Argentina necesita que todas las industrias continúen produciendo, invirtiendo y exportando”, precisó el dirigente, luego de la reunión.
En la misma línea, ya se había pronunciado el presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Natalio Mario Grinman, cuando -aún antes de estas modificaciones- dijo al diario La Nación: “La escasez de dólares, en tanto implica menores importaciones, perjudica al comercio, ya que limita sus posibilidades de ventas, teniendo en cuenta que numerosos artículos no cuentan con una oferta local de igual volumen o calidad. El sobrestockeo es una reacción ante el temor que genera la alta incertidumbre. En una economía normal, el exceso de inventarios debería ser costoso. En la Argentina es al revés: sentarse sobre bienes pagando el costo de almacenamiento es más barato que asumir el costo de quedarse en pesos. Si no se corrige eso, entre otras tantas cuestiones estructurales, va a ser muy difícil sacar al país de la decadencia que empezó hace varias décadas”.
Respecto de la escasez de divisas se explayó también, en una entrevista con la revista Megatrade, el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (FECACERA), Miguel Zonnaras, quién explicó que “el mundo no le presta a la Argentina porque se han hecho mal los deberes, por ende, no es un país confiable y no queda otra alternativa que generarlos genuinamente. Y esos dólares genuinamente se generan de dos formas: con exportación o con inversión extranjera directa y en este último caso, al no haber confianza, es difícil que suceda”. Y agregó: “La libertad la vamos a lograr exportando más. Y esto es, por ejemplo, llegar a superar los U$100 mil millones, y a partir de ahí muchos de nuestros males endémicos se van a solucionar.”
¿Qué sucede en Rafaela?
Nuestra ciudad y la región no están exentas de esta problemática, y es por ello que desde el CCIRR acompañamos la preocupación de nuestros asociados, que temen por la continuidad de sus operaciones.
Edmundo López, presidente de la Cámara de Comercio Exterior del CCIRR (CaCEx Rafaela) explicó que el nuevo sistema contempla, por un lado, la obtención del permiso para importar bienes y, por el otro, la autorización para realizar el pago de ese bien a importar. “El principal problema es la falta de previsibilidad respecto de cuándo se va a poder realizar la operación. Entonces, las empresas se ven obligadas a planificar su producción en un marco de incertidumbre, que no favorece las proyecciones de la adquisición tanto de insumos como de bienes de capital. Asimismo, en cuanto a los plazos de pago, no están previstos los anticipos, a excepción de un monto de USD 50.000 anuales, que dista de ser suficiente. Así, la normativa presupone que las empresas tienen un acceso a crédito externo que en la realidad no existe. Tampoco hay acceso a financiamiento por parte de los bancos”, indicó.
López resaltó que no solo se ponen en riesgo las posibilidades de crecimiento de las empresas, sino que también muchas de ellas ya se están viendo imposibilitadas de producir en sus niveles habituales. “El impacto es mayor en las pymes, que no pueden acceder a créditos internacionales -como sí tal vez las grandes empresas- y tienen que dejar de producir, porque muchos de los bienes que se importan no tienen reemplazo en el mercado interno”, alertó. “Las entidades empresariales estamos tratando de trasladarles nuestra preocupación a las autoridades, y la necesidad de que se resuelva en el corto plazo”, finalizó.

Fuente: Télam, CAC, CIRA, UIA, Diario La Nación y Megatrade
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