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Gasoducto: Un primer eslabón

El reciente inicio de operaciones del gasoducto esencial para abastecer el mercado interno de gas natural marca un hito significativo en Argentina. Se espera que esta infraestructura reduzca considerablemente las importaciones de energía, representando un quinto de la importación de gas y gasoil. Sin embargo, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) destaca la necesidad de abordar otros proyectos fundamentales para resolver la logística de suministro y satisfacer la demanda en todo el país.
La primera fase del Gasoducto Néstor Kirchner, junto con la reversión del gasoducto del Norte para transportar gas desde Vaca Muerta hacia el norte, y los proyectos de plantas de licuefacción de gas natural (GNL) y monetización de gas para uso petroquímico, así como los oleoductos de crudo (Oldelval, Trasandino, Vaca Muerta Norte y Vaca Muerta Sur), son fundamentales para lograr una verdadera independencia energética.
El éxito de este proyecto radica en su implementación en un plazo ajustado, a pesar de las dificultades macroeconómicas del país. Aunque la decisión de llevarlo a cabo se retrasó, las circunstancias internacionales inesperadas, que llevaron los precios del gas a niveles históricos, impulsaron su realización.
Si bien la necesidad de este gasoducto y su expansión se conocía desde hace años, decisiones políticas poco comprensibles retrasaron su ejecución. La falta de una planificación adecuada a largo plazo ha llevado a que los proyectos se realicen de manera apresurada debido a necesidades extremas, lo que ha resultado en costos más altos.
Este logro debe ser aplaudido, pero también es importante aprender de los errores pasados. Es crucial tener el coraje de reconocer que la toma de decisiones y la ejecución de proyectos no deben basarse en circunstancias coyunturales, sino en un análisis objetivo de las necesidades energéticas que enfrentamos. Para lograrlo, se requiere un plan integral de infraestructura energética que aproveche los extraordinarios recursos con los que cuenta el país.
El nuevo proyecto de ley para fomentar la exportación de gas natural licuado es fundamental y adecuado para las circunstancias actuales de Argentina. Sin embargo, hubiera sido más oportuno implementarlo años atrás, cuando también se reconocía su necesidad. Recordemos los intentos legislativos atribuidos a Nielsen en 2020.
Este nuevo proyecto busca solucionar un problema autoinfligido que ha persistido durante décadas. En los considerandos de la ley, se destacan la imperiosa necesidad de convertirnos en exportadores de gas, no solo por lo que esto significa para nuestro país, sino también como un instrumento para la transición energética mundial. Además, se reconoce la importancia de revertir ciertos comportamientos políticos que han socavado nuestro prestigio internacional, como garantizar estabilidad regulatoria en contratos de transporte y suministro de gas, autorizaciones firmes de exportación

Gasoducto Primera Etapa Independencia Energética

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