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Fiebre de sábado navideño en el centro rafaelino: mucho movimiento, compras menores y a “pasar el verano”

Mediodía en Rafaela, con mucho movimiento comercial.

A principios de la década del ’60, a poco de asumir como ministro de Economía, Álvaro Alsogaray -un pionero de las actuales teorías neoliberales en boga-, tras dar a conocer un duro paquete de medidas de ajuste (¿le suena?), advirtió a los argentinos que venían tiempos duros. “Hay que pasar el invierno”, dijo, en una frase que pasó a la historia y se convirtió en un símbolo de anticipo de temporada de penurias que supuestamente servirían para disfrutar luego de una “saludable primavera”, que por supuesto casi nunca llegaba, en el cambiante escenario socioeconómico de la Argentina.
Lo cierto es que en estos días los comerciantes de Rafaela están hablando de “pasar el verano”. Y para prepararse para una temporada estival en la que se vaticina una brutal caída del consumo, nada mejor que aprovechar el período de diciembre, cuando los ingresos familiares vienen con el oxígeno del medio aguinaldo, o de alguna bonificación extra, y las Fiestas de Navidad y Fin de Año son un ámbito propicio para facturar.

A comprar, a vender...

Este sábado, el centro rafaelino y casi todos los sectores con algún pequeño centro comercial barrial lucieron con el movimiento típico de las fiestas. Familias completas cargando regalos, tiendas, bazares, negocios de electrodomésticos, regalerías, perfumerías y supermercados estuvieron con muchos compradores. Pero los negocios, en volumen, fueron mucho menores que el año pasado.

Aunque cuidando el bolsillo, muchas familias salieron de compras.

Alberto, que dirige una tienda de ropa con más de 50 años de presencia en el microcentro rafaelino, contó que “en noviembre tuvimos buenas ventas, quizás porque la gente se veía venir algún aumento de precios, y también porque es época de muchas despedidas de año, graduaciones, y encuentros sociales. Los que pudieron pasaron a comprar algo. Diciembre fue más cambiante, hubo días en que anduvimos bien y otros no tanto. Y esta semana desde el miércoles se aceleró mucho el ritmo, estamos como en todos los años para esta época”.
Oscar, de una zapatería reconocida en su rubro, remarcó que las ventas “cayeron, pero no es algo nuevo. Uno nota un retroceso año tras año, creo que el momento actual nos está afectando a todos los comerciantes minoristas”.
Alicia, que atiende un negocio que representa a una cadena de indumentaria de nivel nacional, ubicada en avenida Santa Fe y es empleada, también reconoce la caída: “hubo muchos aumentos, esta misma semana tuvimos remarcaciones de precio. Se activó a partir del miércoles, que fue cuando muchos trabajadores comenzaron a cobrar el medio aguinaldo. Pero hasta ese día, estábamos todos de brazos cruzados mirándonos entre nosotros”.
En el movimiento de transeúntes, en tanto, no se notó la caída de ventas que la mayoría reconoce. Hubo muchas dificultades para estacionar y los inspectores municipales tuvieron bastante trabajo para ordenar la circulación. Las veredas lucieron muy pobladas de gente, pero la selección de los gastos fue evidente: “Mirá, en casa somos muchos y nos hablamos entre nosotros. Yo no tengo para regalarte nada, así que vos no me regales a mí. Así de simple la cosa”, contó Norma. ¿Y los paquetes que lleva encima, para quién son?, quiso saber RAFAELA NOTICIAS: “Y, para los nietitos…. A ellos algo siempre le regalamos. El ajuste lo hacemos con los grandes”, respondió, con una sonrisa de abuela orgullosa.

¿Hay algo que baje de precio?

Algunos sostienen que la caída en el consumo, que se notó en rubros como carnes rojas, por ejemplo, pese a las fiestas, ya hizo que algunos formadores de precio entendieran que los consumidores no van a avalar cualquier locura. Pero el verano se anticipa difícil: “No estamos pudiendo comprar nada a mediano plazo. Por ejemplo, a mi me gustaría ir comprando algo de ropa para la temporada de invierno, pero nadie te da precios ni mucho menos te vende. Así que lo que ahora estamos haciendo es ir día a día: lo que vendamos en estos días nos tiene que servir para pasar el verano. Enero va a ser dificilísimo. Y creo que vamos a vender poco hasta los primeros fríos”, dice Alberto. “Cuando hay que elegir entre comer y vestirse, uno elige comer y aguanta con la ropa que tiene”, comenta Alicia, en el otro extremo de la avenida.
Las panificadoras también sufren. Muchas panaderías tienen previsto abrir el domingo, lo mismo que los supermercados -excepción aceptada al descanso dominical, abrirán hasta las 18-, pero el panorama es incierto. “La bolsa de harina pasó en un abrir y cerrar de ojos de 8 mil a 13 mil pesos. Y los molinos salieron con una nueva: hay que pagar por anticipado”. El kilo de pan ya está en 1.400 pesos o más, y puede seguir subiendo. “Estamos vendiendo mucho porque es temporada alta, las fiestas y todo eso. ¿Enero? Agarrate Catalina”, dice, con algo de humor, la comerciante del rubro que charló con RN.
Lo cierto es que las fiestas dan una oportunidad a los comercios para hacer algo de volumen de ventas. Pero el verano será “caliente” en las temperaturas y en los precios, pero frío, muy frío, en el bolsillo de los consumidores.

Compras navideñas MICROCENTRO Rafaela

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