Locales

Entregaron 1000 firmas más al Concejo solicitando la regulación de la pirotecnia

Estas 1000 firmas se suman a las 7000 previamente presentadas, y cuentan con el apoyo de Casa del Niño "Camino de Esperanza", Hogar del Niño "Don Orione", Copa de Leche Los Villeritos y Copa de Leche Rellenitos de Amor, que se suman a otras instituciones de salud, educación, seguridad y bien público que ya manifestaron su apoyo al pedido de prohibición de la pirotecnia en Rafaela: Asociación Civil Nueva Esperanza, Asociación Civil San Jorge, Universidad de la Mediana y Tercera Edad (UMTE), Hogar de Ancianos Ángeles María, Fundación Potenciar, Fundación Basso, Escuela Mario Vecchioli, Geriátrico San José, APRISA de EMAS SALUD, Hogar San Rafael, Bomberos Zapadores, Clínica de Niños, Club de Leones, Hospital SAMCO Dr. Jaime Ferré, Red Solidaria Rafaela, Clínica Parra, Hogar Geriátrico San Francisco de Asís, Asociación Amigos de la Vida, Asociación Civil Honrar la Vida, Asociación Civil El Amparo, Defensa Civil, Asociación Rafaelina Protectora de Animales, Ex Soldados Combatientes de Malvinas, Comunidad Pueblos Originarios de Awyayala.

Aprovechamos la oportunidad para recordar las bases y fundamentos de la problemática planteada, en busca de una decisión congruente del Concejo:
Una regulación no protegerá a la población vulnerable
Recordemos que la petición presenta fundamentos claros e innegables por los cuales el uso de pirotecnia causa por si mismo trastornos inevitables a diferentes sectores de la sociedad rafaelina, y la necesidad de que sus derechos sean protegidos con una prohibición. Notarán que considerando el petitorio, una regulación no representaría una respuesta a los problemas planteados, ni sería la medida necesaria para resolverlos.

Una regulación no protegerá a los usuarios
Nótese por otra parte que una regulación haría caso omiso a las recomendaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría que citamos: “la mejor prevención es no usar pirotecnia. Este tipo de hechos son 100 % evitables si los niños y los adultos se abstienen de consumir los productos”. Y advierten que la raíz del problema “no está solo en la existencia de los fuegos artificiales o los artefactos de estruendo, sino también en las manos de quienes prenden sus mechas y, sobre todo, en el desconocimiento del peligro que encierran”. Desde el punto de vista de la salud, “no hay buena o mala pirotecnia, ni autorizada o no autorizada, ni pólvora negra o blanca. El peligro radica en usarlas, esa es la única causa en este tipo de accidentes. La seguridad no está en usarla bien, sino en no usarla en absoluto."
De esta manera, una regulación tampoco estaría dando respuestas a los fundamentos del petitorio referidos al peligro para los propios usuarios.
En relación a esto, una prohibición daría solución inmediata a uno de los graves problemas que causa la venta autorizada de pirotecnia: el acceso de menores a artefactos peligrosos en el kiosco de la esquina. Por lo cual, teniendo en cuenta que las estadísticas señalan a los niños como las principales víctimas, sería un logro inmediato y extremadamente valioso de una ordenanza prohibitiva.

Una regulación imposibilitará el control
No olvidemos que ya existen normativas vigentes tanto a nivel provincial como local que regulan los ruidos molestos y sin embargo, no han sido posibles de implementar cuando hace a la pirotecnia. Esta imposibilidad es de alguna manera justificada por la falta de prohibición, ya que es fácil darse cuenta de que una vez esparcidos los artefactos pirotécnicos por toda la ciudad desde los comercios habilitados, es imposible de controlar su uso. Puestos al alcance de todos como si fuesen inofensivos y no causaran daño alguno, resulta luego imposible identificar que tipo de artefacto están usando en los distintos lugares, o en que horarios y fechas. La venta permitida de pirotecnia es en sí un fomento al consumo de la misma y por lo tanto, dificulta la implementación de cualquier tipo de control.

Resulta en cambio indiscutible que una prohibición afectaría directa y drásticamente a la cantidad de pirotecnia que se compre y use en la ciudad, facilitando a su vez los controles.
Es necesario que los miembros del Concejo tomen conciencia y reconozcan los problemas y sufrimientos planteados por miles de familias rafaelinas, y comiencen a trabajar cuanto antes en la forma de implementar la prohibición necesaria para dar una respuesta respetuosa y coherente.

La regulación en contra de la educación
Cabe destacar también que la educación se presenta como una protagonista fundamental en el tratamiento de la problemática planteada, y una regulación obstruiría su rol. Resultaría inexplicable que mientras las campañas de concientización informan acerca de los daños que causa la pirotecnia a terceros y lo peligroso que son para los usuarios, la venta y uso de la misma se encuentren avaladas por el municipio. La educación requiere de un marco legal serio y apropiado para poder cumplir su irremplazable función.
Dicha educación y el marco legal que corresponde, serán las bases y disparadores para que la población tome conciencia y respete la prohibición y los derechos de su prójimo, lo cual no sucedería sin la respuesta adecuada del Concejo.


Implementación de la prohibición

Tengamos presente que en otras localidades el cuerpo legislativo ha reconocido y respondido al pedido de los ciudadanos, y el ejecutivo ha sido capaz de implementarlo. Sería desafortunado asumir que en Rafaela no tienen esa capacidad. Y notemos que no se trata solo pequeñas localidades, sino también de otras importantes como el más reciente caso de Neuquén, cuya Ley provincial fue precedida por la Ordenanza de la ciudad de Neuquén.
Tengan la seguridad de que si bien se han manifestado miles de ciudadanos solicitando una prohibición con fundamentos en la necesidad de proteger sus derechos y la seguridad de los propios usuarios, no se pretende una implementación inmediatamente exitosa y acertada, pero si que la comprensión y la respuesta del Concejo lo sean, como un paso inicial en el camino hacia la solución del problema.
Adviertan que la drástica caída en la venta y uso de pirotecnia en las últimas fiestas, a raíz de esta solicitid de los ciudadanos, ha demostrado la buena predisposición de la sociedad rafaelina para trabajar en prevención y concientización, siendo el acompañamiento del Concejo lo único que falta.
Concientes de que para las demás infracciones, como por ejemplo el no uso del casco, la implementación se va trabajando y mejorando con el tiempo, no siendo el hecho de que aún haya tantos motociclistas que no lo usan un factor desicivo para considerarla inaplicable, no se pretende para la Ordenanza prohibitiva solicitada nada diferente y no sería positivo que así la abordara el Concejo.

Conclusiones
Si sumamos y combinamos los factores que se desprenden de una prohibición comprenderemos que es el paso inmediato a dar:
- resulta innegable que la sola prohibición de la venta de pirotecnia reduce significativamente la cantidad de personas que tendrán acceso a la misma, y por lo tanto del caudal a controlar.
- el hecho de estar prohibido su uso será el factor decisivo para muchos que dejarán de usarla por respeto a las normas,
- otros ciudadanos dejarán de usarla por la vergüenza de cometer una infracción a la vista de sus vecinos. La educación de muchos ciudadanos y la condena social por si misma, actuarán como primer filtro.
- las campañas de concientización que pueden iniciarse a partir de una ordenanza prohibitiva allanarán el camino para los posteriores controles, desalentando el uso y fundamentando la norma.
- la suma de estos factores derivados de la prohibición ayudarán a reducir el problema en los casos particulares, mientras que cuando se trata de manifestaciones en la vía pública, la prohibición permitirá a los agentes el control y actuar en consecuencia.
Reconocidos los derechos no respetados de terceros y el riesgo para los propios usuarios, no debería haber lugar a dudas con respecto a la prohibición, simplemente se debería comenzar a trabajar en la implementación sin pretender resultados mágicos o inmediatos que no se han pretendido nunca para ninguna otra ordenanza.

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