Opinión

El argentino que diseñará la estación espacial en Marte

El ingeniero aeroespacial argentinoPablo de León emplea una estrategia cada vez que aplica para un concurso o un proyecto de investigación: olvidarse que lo hizo. "Si no te eligen, no te afecta. Y si ganás, te parece un premio caído del cielo", explica. Eso último pasó hace poco más de un mes, cuando al oriundo de Cañuelas le avisaron que había ganado el concurso de la NASA"Estación multipropósito para misiones tripuladas a Marte". ¿De qué se trata? Probablemente de uno de los mayores reconocimientos a la carrera de Pablo –entre otras cosas, el primer argentino que voló en gravedad cero, en 1997–, quien se ganó el honor y la responsabilidad de diseñar el prototipo de hábitat de los astronautas que viajarán al planeta rojo por primera vez en 2030. "Tengo la sensación encontrada de llevar a cabo un proyecto extremadamente complejo y la responsabilidad de hacer un sistema que el día de mañana quizás cumpla un papel fundamental en la exploración humana del Sistema Solar", le cuenta aTiempo Argentino, desde Estados Unidos, el argentino de 50 años que hoy comienza el desafío junto a su valioso equipo de trabajo.
–¿Cómo es el proyecto?
–La NASA está empezando a planear la primera misión tripulada a Marte, que es muy compleja y riesgosa por su duración: la distancia a la Luna es de sólo tres días, pero para llegar a Marte se necesita mucho más tiempo. Y cuando tenés un grupo de astronautas desguarnecidos en medio del espacio por un período prolongado de tiempo, todos tus sistemas tienen que estar bien diseñados y contar con todos los elementos necesarios para solucionar imprevistos de cualquier tipo.
–¿Cuánto tiempo duraría la misión?
–Un año de ida, otro de vuelta y alrededor de ocho meses para realizar las investigaciones en el planeta. Para eso hay que desarrollar un cohete especial, una nave especial y un sistema de descenso específico para Marte, y por todo eso se calcula para dentro de 15 años.
–¿Cómo debe ser el prototipo de hábitat para Marte?
–Uno de los elementos críticos para la supervivencia es el lugar donde los astronautas van a vivir cuando "amarticen". Como van a estar muchos meses, necesitan un hábitat confortable, seguro y dotado de todos los elementos y facilidades en los laboratorios para realizar la misión científica para la que fueron enviados. Por eso, este primer prototipo, similar a una base inflable, no sólo incluye las zonas de vivienda, camarotes, cocina, baño o espacio de recreación sino también la conexión con los laboratorios. Tengo que tenerlo listo en tres años y, a partir de ahí, una tripulación de astronautas va a realizar estadías que permitirán desarrollar la versión final, que es la que se va a incluir en la misión.
–Al pensar el diseño del prototipo, ¿tomaste en cuenta características específicas de Marte?
–Sí, porque trabajamos del mismo modo que cuando nos planteamos desarrollar un traje espacial. Lo primero que pensamos es dónde va a ser usado y cómo es ese lugar. Y a partir de ahí nos preguntamos por características como la gravedad, la atmósfera, la radiación, el suelo, las temperaturas extremas, etcétera. Por suerte, son cuestiones que tenemos resueltas en gran medida gracias a los robots lanzados hacia Marte, que nos dieron una inmensa información sobre el planeta.
–¿Qué diferencias hay respecto de la Luna?
–Muchas. Una de reciente descubrimiento es la presencia de percloratos en la superficie de Marte, que son elementos tóxicos para el ser humano. Todavía hay que estudiarlo más, pero eso hace necesaria una barrera física entre los astronautas y el suelo, que nos obliga a incrementar la seguridad en los trajes especiales y en otros aspectos.
–¿Qué significaría para la humanidad llegar a Marte?
–Cuando lo ves desde el punto de vista de la historia, todo cambia. Uno normalmente se encuentra muy embebido en los problemas diarios y eso hace que cueste poner estas acciones en perspectiva y pensar lo que podrían significar dentro de 100 o 200 años. Algo así como lo que sucedió hace 500 años, cuando los españoles vinieron al Nuevo Mundo sin saber que, tiempo después, estaría más desarrollado que su lugar de origen. Las posibilidades que ofrece el universo son ilimitadas y todos los recursos que ya no tenemos es posible encontrarlos en el espacio. Si bien ahora parece medio de soñador, no tengo dudas de que con el paso del tiempo, el espacio será una fuente inagotable de recursos para la humanidad. Y eso, justamente, es lo que necesita un planeta con cada vez menos recursos y más gente.
–Alguna vez dijiste que, con el paso del tiempo, nos convertiríamos es una especie multiplanetaria, ¿tiene que ver con eso?
–Creo que, a la larga, los seres humanos vamos a llegar a todo el Sistema Solar. Es cuestión de tiempo. Es cierto que hay gente que dice: "Pasaron 40 años desde la llegada a la Luna y no hicieron nada más." Es verdad y estoy de acuerdo, pero dar el salto entre la Tierra, la Luna y Marte es más complejo de lo que se cree, sobre todo debido a la distancia que existe y a los riesgos de los vuelos espaciales prolongados. En este momento, un astronauta ruso y otro norteamericano se encuentran cumpliendo una misión de un año que tiene como objetivo estudiar la psicología y la fisiología en esos ordenes de tiempo en el espacio, que son similares a los de una misión a Marte. Para una misión así, es necesario aprender muchas tecnologías, acerca del oxígeno, del reciclado de agua y de otras cuestiones, que hace 30 años no estaban disponibles. Alguien dijo en broma que los dinosaurios se extinguieron porque no tenían un programa espacial. Bueno, nosotros vamos a buscar qué hay en el espacio para toda la humanidad.
–¿Por qué creés que siempre te apasionó el espacio?
–Nunca hice psicoanálisis y creo que esa pregunta es más de diván que de otro tipo. Lo que puedo decir es que siempre encontré un paralelismo entre el descubrimiento de América y el descubrimiento de una nueva frontera más allá de nuestro planeta: el espacio. Siempre me pareció que los viajes en aquellas carabelitas no se diferenciaban mucho de los que se podían hacer en una nave espacial. Además, podemos pensarlo a partir de los muchos abusos que se cometieron cuando se produjo el descubrimiento de América y tenerlos en cuenta para que no se repitan en nuestra experiencia en el espacio. Hay muchas lecciones que esta comparación nos deja y que nos permiten aprender pensando en lo que podemos hacer más allá de la frontera de la Tierra. «

Costos
El proyecto del científico argentino recibió un subsidio de 1,3 millones de dólares, de los cuales 750 mil fueron aportados por la NASA y el resto por el Estado norteamericano.
Si bien estará dedicado al proyecto, continuará con sus trabajos habituales como profesor en la Universidad de Dakota del Norte y como diseñador de trajes especiales avanzados para los astronautas.

ANTECEDENTE
En 2009, De León ya había ganado un concurso para diseñar un pequeño hábitat inflable para ser usado en Marte.La importancia de los Arsat
Aunque vive en Estados Unidos hace más de 20 años, son muchas las escenas vinculadas a Argentina que de León recuerda al hablar de su profesión. "Nací con el programa Apolo en su apogeo y la llegada del hombre a la Luna me quedó grabada en la memoria, pero nunca pensé que terminaría trabajando en Estados Unidos porque Argentina, en ese momento, auguraba un gran futuro de desarrollo espacial", explica el científico, que tampoco olvida que su primer traje espacial –que le permitió conseguir su primer trabajo en el país norteamericano- lo fabricó en la ciudad bonaerense de Magdalena.
Sin embargo, ni bien se recibió de ingeniero aeroespacial en Estados Unidos, la ilusión de trabajar en nuestro país desapareció. "En los ‘90, vi la debacle del desarrollo espacial argentino y no me parecía posible que tanta inversión y trabajo pudieran perderse así nomás. En unos pocos años, destruyeron los conocimientos que tenía el país sobre desarrollo espacial", recuerda.
Para de León, la realidad actual permite volver a enorgullecerse: "Si comparamos lo que pasó en los ‘90 con los desarrollos que vemos hoy, estamos hablando del día y la noche. Hacer satélites de comunicaciones como los que hizo recientemente Argentina, armar y validar tanto el Arsat-1 como el Arsat-2, son cosas muy importantes porque muy pocos países las pueden hacer. Pueden decir que la tecnología Arsat no fue hecha desde cero acá y es verdad; pero eso no quita la capacitación que se logró en Argentina para realizar satélites extremadamente complejos que tienen que estar más de una década en el espacio".

Seis voluntarios ya recrean la convivencia en Marte
Seis científicos voluntarios comenzaron el fin de semana último una misión financiada por la NASA por la que estarán aislados durante un año bajo una cúpula construida en Hawai para simular la convivencia en una expedición a Marte. Se trata de la cuarta y más larga misión HI-SEAS, tal el nombre del proyecto de investigación que simula la exploración espacial de larga duración –estimada en tres años– que supondría un viaje al planeta rojo.

La "tripulación" de la cúpula, situada en la isla Mauna Lona, está compuesta por un astrobiólogo francés, una física alemana y cuatro estadounidenses: un piloto, un arquitecto, una médica y también periodista, y una científica especializada en suelos. 

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