En la mañana de este lunes,
reunidos en comisión, los concejales analizaron la solicitud que le enviaron al
Ministro de Seguridad de la provincia de Santa Fe, Raúl Lamberto, para reunirse
y analizar la problemática de la inseguridad en la ciudad.
La notificación enviada por el
intendente Luis Castellano, fue abalada
por el Consejo de Seguridad, el Concejo Municipal –excepto Natalia Enrico-, la
Federación de Vecinales, la Sociedad Rural, el Centro Comercial e Industrial y
la CGT.
“La escalada de hechos delictivos
y de violencia se suceden cada vez con más frecuencia en nuestra comunidad,
perturbando la tranquilidad de nuestros vecinos y generando justas exigencias a
las que es impostergable e ineludible dar respuestas efectivas”, argumenta el
escrito enviado, y concluye diciendo: “Señor Ministro, la inseguridad en
Rafaela ha alcanzado ya niveles inadmisibles. Por ello, con el acompañamiento
de los abajo firmantes, reitero la solicitud de una pronta reunión, en fecha y
lugar que usted disponga en la que todos seamos incluidos”.
Natalia Enrico, explicó que no
firmó el pedido porque “lo puedo llamar por teléfono todos los días” (al
Ministro). “Tengo la tranquilidad que ante las instituciones expresé mi
pensamiento, porque quiero que quede bien claro que no es que no apoyo el
reclamo sino que no quiero firmar la nota”.
Silvio Bonafede, repudió la
actitud de la edil y la catalogó de “obediencia debida”, “es lamentable que no
firmes esa nota porque hubiese sido muy importante”. En el mismo sentido, Raúl “Lalo”
Bonino, le pidió a Enrico que firme porque “creo que la intención era ir todos
juntos”, “con mucho dolor tenemos que ir todos”. Además, el concejal del PRO,
reclamó la falta de herramientas para los policías: “Hace ocho días que no
pueden ir a entrena porque no hay balas”.
Marcelo Lombardo, reafirmó la
importancia del encuentro, recordando que la semana pasada se reunió en la CGT
para analizar la realidad laboral, y la preocupación de la mayoría residía en
la inseguridad sufrida por los trabajadores en el camino a sus empleos, lo cual
los perjudica doblemente porque también pierden el ausentismo.