Al igual que los hinchas del fútbol queremos ganarle en todo a Brasil, también en economía y ahora con un nuevo presidente empieza una nueva batalla para colocarle la mayor cantidad de productos posibles a nuestro vecino y socio. A continuación hacemos una comparación entre la situación de ambas economías. Van a ver que le ganamos en todo.
Con el triunfo del candidato de la derecha en dicho país, la moneda se aprecia este año un 12%, mientras que la nuestra se depreció un 50%. Por un lado se pauperización los ingresos de los asalariados pero por otro podría mejorar nuestra balanza comercial con dicho país, de manera que nuestros productos, se abaratan para el brasilero.
El PBI del país carioca es muy superior al nuestro, alcanzando los dos billones de dólares, cuando el argentino no llega a medio billón. Las reservas de los bancos centrales alcanzan el 15% en Brasil y el 11% en Argentina, respecto del PBI. Pero la inflación de ellos es del 4% anual, cuando la nuestra es del 40%. Las tasas bancarias son del 6,50% en el año y las nuestras llegan al 100%.
Como decíamos, le ganamos en inflación, tasa de interés y depreciación de la moneda y perdemos en el resto de las variables.
Otro punto que podríamos mirar es la composición de la deuda, en el caso de Brasil es en su gran mayoría deuda en reales y tomada por agentes internos, mientras que en nuestro país la deuda representa el 77% del PBI y está compuesta por títulos en dólares y acreedores externos.
Es difícil que vengan con estos parámetros inversores extranjeros, ya que tampoco invierten los locales, quienes en su mayoría dolarizaron y dolarizan sus carteras. Bajo estas condiciones devaluar nuestra moneda, como muchos piden, solo nos sirve para licuar gasto público y pauperizar salarios, ya que siendo la deuda en su mayoría en moneda extranjera, está no se ve afectada, como si ocurriría en Brasil. El camino que Argentina debe seguir y que hace tiempo marcamos, es a través de la baja de los impuestos a la producción y mejoras crediticias a los sectores productivos. De esa forma, con más producción, se podrá generar empleo, pagar deuda pública, y con más recaudación se equilibrará el presupuesto a la vez que se recupera el valor de la moneda.
Finalizando tocamos dos puntos más, uno de macro y uno del bolsillo.
La aprobación y llegada de nuevas partidas por parte del Fondo Monetario es una cuestión puramente de geopolítica. Estados Unidos, en guerra comercial con China, necesita fortalecerse en América latina, evitando la influencia de esta última. Así cómo está presente en Chile, desde los 90, en Uruguay y Paraguay y lo hará en el Brasil de Bolsonaro, se hace presente acá a través del FMI. Pero nos toca a nosotros hacer el verdadero trabajo, el actual plan de apretón monetario es de corto plazo, deben tomarse nuevas medidas que permitan bajar la tasa de interés sin afectar el tipo de cambio, o en enero/febrero estaremos nuevamente en problemas con el tipo de cambio. Además el acuerdo con el fondo habla de ajuste para 2019 de $420.000 millones y superávit fiscal en 2020, nada será sencillo los próximos años.
Finalizamos con una que afecta directamente al bolsillo, Se subió el mínimo de las tarjetas de crédito, en la mayoría de las entidades bancarias del 8 al 25%. Cuando comenzó el ajuste, las tarjetas se usaron como auxilio en la economía familiar, ya que los salarios perdieron en promedio 20 puntos contra la inflación y para mantener el nivel de gasto se utilizó el plástico y la financiación que estos traen. Ahora con este cambio, por un lado se golpea al bolsillo, financiando menos, pero se busca que baje el monto financiado, ya que la diferencia con el mínimo se financia a tasas del 95%, que es más q la inflación pero es el costo del dinero, por las tasas y encajes.
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@GuilleBriggiler @ElContadorB