Opinión

A 30 años de la caída de los Puccio, el caso que sacudió a San Isidro

El próximo domingo 23 de agosto, cuando se cumplan tres décadas desde el día en que se desbarató al Clan Puccio, Ricardo Manoukian hubiera cumplido 57 años. Pero fue asesinado antes de llegar a los 24, en julio de 1982. Antes permaneció once días cautivo en el baño de Arquímedes Puccio, el mandamás de la banda de secuestradores que funcionaba tras la fachada de una familia de clase media alta de San Isidro. A cuatro cuadras de los Tribunales, a tres de la Catedral y a dos del Club Atlético San Isidro (CASI), la casa de Martín y Omar 544 vuelve a dar que hablar a raíz de una película de Pablo Trapero, un libro de Rodolfo Palacios y una serie de Sebastián Ortega. Allí se ve, intacto, el portón que se abría para entrar a cada secuestrado: "La puerta del infierno".
El 2 de agosto de 1982 los Manoukian pagaron el rescate y esperaron el reencuentro con Ricardo. Pero su cuerpo, con tres balazos, apareció al otro día en Benavídez. En su casona de San Isidro, el distrito del que nunca se fue, Guillermo Manoukian dice que si tuviera que definir todo lo que vivió por culpa de los Puccio con una palabra, elegiría el término tragedia. "Una tragedia que no se la deseo a nadie. Es todo un proceso horrible, desde el momento en que te llaman. La incertidumbre de estar en tu casa esperando que te vuelvan a llamar. Que acepten el pago y después la tristeza y la desesperación de esperar el momento en que vuelva. Y cuando tenés este tipo de desenlaces, te cambia la vida".
Con la película de Trapero batiendo récords, el hermano de Ricardo repasa una y otra vez en múltiples reportajes la historia de la familia que arruinó a la suya. Le ofrecieron ver el filme antes que llegara al círculo comercial, pero prefirió esperar al pre-estreno. "Es un esfuerzo porque mentalmente te agota, pero está bueno porque ves lo que cuenta la película, que es la historia de todo lo que nos tocó vivir, y la repercusión que está teniendo demuestra que a la gente le interesa. Creo que la gente se está involucrando más allá de lo que es el caso, por lo que representa en estos 30 años la parte política de la historia argentina respecto de la seguridad y la justicia, que es un tema que hoy nos preocupa a todos".
Además del secuestro y homicidio de Ricardo Manoukian, Arquímedes Puccio y su hijo Alejandro fueron condenados por la captura y asesinato del joven ingeniero Eduardo Aulet, el crimen de Emilio Naun y el secuestro de Nélida Bollini de Prado. La mujer estaba encadenada y hambrienta en el sótano de la casa de San Isidro cuando la policía irrumpió para liberarla y encarcelar a sus captores, aquel 23 de agosto de 1985.
La historia que conmovió al país en general y al distrito de San Isidro en particular sacudió con fuerza también al tradicional CASI. Porque Alejandro Puccio era el rugbier estrella del club mientras se cometían los secuestros. Cuando Guillermo Manoukian intercedió ante la institución para solicitar que Trapero pudiera filmar algunas escenas en el lugar, la negativa fue rotunda. "Dijeron que el club y las autoridades y los socios no querían sentirse involucrados en el tema, que es un estigma, que es una mancha. Qué disparate, ¿no? Porque nadie tiene la culpa de tener un socio que sea un delincuente. Pero ellos siguen con esa posición y es un poco lo que divide toda esta historia. Sigo con el paso de los años cruzándome con gente que lo defiende", se indigna Guillermo, y repasa la lista de compañeros del equipo de rugby que sostuvieron la inocencia de Alejandro Puccio aún con el paso de los años y las pruebas. "Que hoy ellos digan otra cosa me tiene sin cuidado y no me importa, porque ya el dolor lo causaron. Están en la otra vereda para mí". 

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