El 17 de mayo se celebra a nivel internacional el Día contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia. Desde 2004, se conmemora este día, para llamar la atención y reflexionar, sobre la violencia y la discriminación que sufren lesbianas, gays, bisexuales, travestis, trans, intersex, no binaries y todas las demás personas con diversas orientaciones sexuales, identidades o expresiones de género y sexo. Pero Santa Fe, integra el top 5 de crímenes de odio en el último año.
Se eligió esta fecha debido a que, el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud tomó la decisión de desclasificar la homosexualidad como trastorno mental. Pero, ¿qué pasa en la actualidad?
Con el correr de los años, la comunidad LGBTIQ+ ha adquirido derechos a los cuales no podían acceder. Sin embargo, en la actualidad siguen sucediendo crímenes de odio. Es decir, se siguen vulnerando derechos o, incluso, asesinando a personas por su orientación sexual o su género.
Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+ de Argentina, en 2022 ocurrieron 129 crímenes de odio, en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de sus derechos y la violencia contra ellas. Cabe destacar que estos datos no son exactos, ya que incluyen sólo aquellos casos que han sido relevados por los medios de comunicación o han ingresado como denuncias en la Defensoría LGBT. El resto, no ha sido denunciado o directamente no pudo hacerlo.
Encontrar los registros de las personas LGBT+ víctimas de crímenes de odio tiene sus dificultades particulares, ya que por ejemplo no a todas las personas trans que son asesinadas se las registra como trans y se les respeta su identidad de género, y no todos los crímenes de odio de lesbianas, gay y bisexuales se visibilizan como tales, sino que, por el contrario, en muchos casos se oculta la orientación sexual.
Del total de las personas de la comunidad LGBTIQ+ víctimas de los crímenes de odio registrados en 2022, el 84% de los casos (108) corresponden a mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros); en segundo lugar, con el 12% (15) se encuentran los varones gays cis; y en tercer lugar con el 2% (3) de los casos respectivamente cada identidad, siguen los varones trans y las lesbianas.
De todos los crímenes de odio registrados, el 69% de los casos (89) corresponden a lesiones al derecho a la vida, es decir a asesinatos y muertes por violencia estructural; y el 31% restante de los casos (40) corresponden a lesiones al derecho a la integridad física, es decir violencia física que no terminó en muerte.
Del total de lesiones al derecho a la vida, el 20% de los casos son asesinatos y el 80% restante son casos de muertes por violencia estructural; es decir muertes en donde la vulneración sistemática e histórica de derechos generó las condiciones materiales de precariedad en la que se inscriben estos decesos, todos ellos evitables.
En 2022 hubo 18 asesinatos perpetrados hacia la diversidad sexual -12 fueron dirigidos a mujeres trans y 6 a varones gay cis; y 71 muertes por violencia estructural -70 mujeres trans y 1 varón trans-. La cantidad de casos de muertes por violencia estructural es imprecisa y sin dudas significativamente muchísimo menor a la real, ya que estos no figuran en los medios de comunicación y solo es posible acceder a ellos a través de la denuncia directa de familiares de las víctimas y mayormente a la información aportada por otras personas de la comunidad LGBTIQ+.
¿Cómo mueren?
En relación a la modalidad empleada para ejecutar los crímenes de odio que constituyen lesiones -tanto al derecho a la vida, como a la integridad física-, el porcentaje mayor corresponde a las consecuencias materiales de la violencia estructural e histórica hacia la diversidad sexual. Estas violencias estructurales, generalmente están ligadas al deterioro de la salud por condiciones de precariedad y el no acceso a derechos básicos que llevan a muertes tempranas y representan en 2022 el 55% de los casos.
Le siguen con el 25% los golpes como modalidad; luego con el 3,8% de los casos respectivamente cada categoría los balazos y las puñaladas; posteriormente con el 3,1% los casos de estrangulamiento, ahorcamiento y/o asfixia; y otro 3,1% los de abuso sexual; prosiguen con el 1,5% cada uno, los casos de cortes y de fuego/calcinamiento. Por último, con el 0,8% cada una respectivamente la modalidad de los crímenes de odio son el ahogo, el degüello y otra.
En el 0,8% restante no se registran datos de la modalidad empleada para ejecutar el crimen de odio en el cuerpo de las víctimas.
¿Cuál es el vínculo de las víctimas con sus agresores?
En cuanto al vínculo de las víctimas de los crímenes de odio con los agresores particulares -es decir aquellos que no son parte de las fuerzas de seguridad del Estado, ni funcionarios públicos-, el 50% corresponde a personas desconocidas por las víctimas; y en el 24% de los casos, los agresores son vecinos o personas conocidas por estas.
En tercer lugar, con el 16% de los casos, los agresores son clientes del trabajo sexual de las víctimas; posteriormente el 5% está constituido por vínculos de pareja/noviazgo; y, por último, con otro 5% de los casos, los agresores son familiares de las víctimas.
En relación a las edades de las víctimas -en los crímenes de odio en donde se registra este dato-, la franja etaria más afectada es la de personas de entre 40 a 49 años con el 28,75% de los casos. En segundo lugar, con el 27,50% de los casos las víctimas corresponden a la franja etaria de 30 a 39 años. En tercer lugar, con el 21,25% de los casos, personas de 20 a 29 años. Luego con el 12,50% la franja etaria de 50 a 59 años. Le siguen con el 5% de los casos las edades de 60 a 69. Por último, con el 2,50% cada una respectivamente, la franja etaria de 10 a 19 años y de 70 a 79 años.
¿Dónde ocurre más?
Los crímenes de odio, producidos en Argentina en 2022, los porcentajes más altos ocurrieron en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ambas con el 24% de los casos cada jurisdicción. Le sigue, en segundo lugar, con el 10,1% la provincia de Santiago del Estero; luego con el 6,2% Tucumán; y posteriormente con el 5,4% Santa Fe. En quinto lugar, con el 4,7% del total de los casos respectivamente cada una, se encuentran las provincias de Salta y Corrientes.