La muerte de Fortunato Nari llenó de luto a la cultura rafaelina. El escritor y hombre de medios falleció este domingo a los 92 años y genera profundo dolor en toda la comunidad. Fue uno de los indispensables, de esas personas sin cuyo protagonismo, actuación y presencia no hubieran sido posibles algunos hitos que marcan la historia de una comunidad.
Su gran obra fue sin dudas el armado y la dirección artística de LT 28 Radio Rafaela, donde siempre marcó la línea que delimitaba el trabajo de los trabajadores que pasaron por la radio. Cuando un locutor tenía una duda, allí estaba Fortunato para salvarla, con su riqueza didáctica y su lenguaje siempre impecable, rico, modulado con la delicadeza de los que conocen. El respeto era su norma: nunca una palabra de más, ni siquiera cuando había que llamar al orden, que también sabía hacerlo con sutileza diplomática. Y así era siempre, en todos los órdenes de la vida.
Nacido el 22 de abril de 1932 en lo que entonces era un pequeño paraje llamado Monte Oscuridad, en el departamento San Cristóbal, siendo niño llegó a Rafaela para estudiar en la Escuela 25 de Mayo: la oportunidad se había creado por la relación de amistad entre su padre y Modesto Verdú.
Fortunato alternó en su juventud su vocación docente con su trabajo como tenedor de libros, en una empresa radicada en Roca. Fue en los años en que conoció a Gladys, su compañera de vida, una maestra normal que lo había impactado por su belleza y que le había sido presentada por Mario Verdú, hijo de Modesto y otro de sus grandes amigos. Se casaron en el turbulento 1955 y con ella tuvo a sus dos hijas: Gabriela y Alba
Con sus primeras inquietudes literarias se sumó rápidamente a una generación de rafaelinos que abrazó las letras con entusiasmo y pasión, y así se vinculó con hombres y mujeres que dejaron huella en la historia cultural de la ciudad, como fueron Lermo Rafael Balbi, Mario Vecchioli, José Pedroni, Elda Massoni, entre otros. Fundó Escritores Rafaelinos Agrupados,
Se animó también a la función pública, como secretario de Cultura; pero también trabajó en la actividad privada, y siempre escribió: publicó 20 libros, otros 5 quedaron inéditos, son seguramente miles los que conservó en su biblioteca y tuvo algunas distinciones notables, como la Orden del Tornillo, que recibió del inolvidable Quinquela Martín.
Partió Fortunato, a compartir el cielo de las fantasías al que sabrá agregarle las pinceladas de su poesía de pampa gringa y tonos de radio.