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De nuevo al Autódromo: la emotiva historia de Eusebio y su amor por las carreras

En el corazón del automovilismo argentino, en la ciudad de Rafaela, se encuentra Eusebio, un hombre de 73 años cuya vida ha estado marcada por la pasión por las carreras. Originario de Rafaela, Eusebio tiene una historia única que refleja la esencia de la cultura de las carreras en Argentina.
Eusebio comenzó a asistir a las carreras desde muy joven, siempre acompañado de su padre. Las carreras eran más que un evento deportivo; eran un momento de unión familiar. Sin embargo, la vida dio un giro inesperado en 1995 cuando su padre falleció. Este triste acontecimiento hizo que Eusebio se alejara de las pistas. “Después que falleció mi padre en el año 95, no fui más a las carreras,” contó Eusebio, reflejando la profunda conexión emocional que tenía con esos momentos compartidos.
El automovilismo continuó siendo una pasión latente en Eusebio, quien seguía las carreras a través de la televisión. Sin embargo, la experiencia no era la misma. "Fanático de las carreras, no me perdía ni una," dijo, recordando cómo los sonidos de los autos en la televisión le hacían añorar los días en el autódromo. Cada vez que había carreras en Rafaela, Eusebio se iba a Córdoba para no escuchar el ruido del motor de los autos, ya que le hacía mal al extrañar ir con su papá.

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Después de muchos años de resistencia, fue su hijo Silvio quien logró convencerlo de regresar a las carreras. “Mi hijo Silvio me pidió, 'Papi, vamos a la carrera. Yo sé que te gusta. Vamos, vamos.' No podía negarme,” relató Eusebio, emocionado por retomar la tradición familiar. Esta vez, el viaje al autódromo sería diferente, acompañado de su hijo y nietos, reviviendo los recuerdos de su infancia pero ahora creando nuevos junto a la siguiente generación.
El regreso a las carreras no fue solo una cuestión de asistir; fue un proyecto familiar. Eusebio y su hijo se dedicaron a preparar un carrito, transformándolo en un mini campamento móvil, equipado con todo lo necesario para disfrutar de la experiencia. “Mi hijo hizo mucho, tenemos un carrito que se revistió todo. Yo se lo iba pintando,” explicó con orgullo Eusebio, mientras mostraba los preparativos.
La emoción de Eusebio es palpable al hablar de su retorno al autódromo de Rafaela después de 23 años. “Cuando vuelva a ver girar los autos, seguro que se me cae un lagrimón,” confesó.
Un detalle significativo en la vida de Eusebio es su nombre, un homenaje a Eusebio Marcilla, un corredor icónico en la categoría Turismo Carretera durante las décadas del '40 y '50. Marcilla, conocido por su espíritu deportivo y animador de las competencias de aquella época, logrando a su vez un buen número de victorias, murió el 14 de marzo de 1953, mientras disputaba la "V Vuelta de Santa Fe". El siniestro ocurrió en la localidad de Recreo, cuando al tomar una curva pronunciada sobre la traza de la Ruta Nacional 11, su Chevrolet se salió del camino e impactó de lleno contra un poste de hormigón del alumbrado público. Debido a que para esa competencia había decidido modificar la posición de la cabina de mando, pasando el volante y los mandos al asiento izquierdo, Marcilla recibió de lleno el impacto al haber sucedido el choque contra ese lateral. Este trágico evento dejó una marca indeleble en la historia del automovilismo argentino y en la familia de Eusebio.
La historia de Eusebio es un testimonio del impacto profundo que el automovilismo puede tener en la vida de las personas. Es una historia de amor por las carreras, de familia y de tradición. Eusebio, un fanático de Chevrolet de toda la vida, ahora se prepara para vivir nuevamente la emoción de las carreras en el autódromo que siempre ha considerado su hogar, acompañado de su hijo y con los recuerdos de su padre siempre presentes.

Autor: 132956|
Carreras autódromo

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